De la Redacción
El senador Miguel Ángel Yunes Márquez sorprendió a muchos al anunciar su voto a favor de la controvertida reforma judicial.
En una sesión celebrada en la sede alterna del Senado, la Antigua Casona de Xicoténcatl, Yunes defendió su decisión desde la tribuna, señalando que, aunque la reforma no es perfecta, confía en que "las leyes secundarias nos permitirán perfeccionarla."
“Esta es la decisión más difícil de mi vida”, afirmó, “pero he decidido dar mi voto a favor para perfeccionar el sistema de justicia.”
Ante un público dividido, que lo aplaudía y abucheaba por igual, el senador del PAN rechazó las acusaciones de traición de algunos de sus compañeros de bancada.
“Ni cobarde ni traidor, salí del hospital para dar las razones de mi voto y responder a quienes me han agredido. He sido objeto de un linchamiento público, como pocas veces alguien lo ha sufrido.
Quieren hacerme responsable del destino de México, como si realmente estuviera en mis manos, y no lo está. Está en manos de todos los mexicanos.”
Durante su discurso, Yunes defendió su postura, argumentando que aprobar la reforma no destruiría a México, ni cambiaría el sistema de justicia de inmediato.
“Yo no estoy de acuerdo en restringir mi libertad por amenazas”, sentenció. El senador llamó a dejar atrás la polarización, subrayando la importancia de un diálogo entre el próximo gobierno federal y las fuerzas políticas del país. “Deseo que construyamos juntos una nueva y mejor realidad”, concluyó, no sin antes criticar la visión maniquea de la política: “Pretenden clasificarnos como ángeles o demonios... No vine al Senado a buscar beneficios personales ni revanchas políticas, vine a luchar por un México justo.”
Tensión en las calles
Mientras Yunes argumentaba su decisión, las protestas afuera de la antigua sede del Senado se intensificaron. Trabajadores del Poder Judicial, indignados por la postura del senador, intentaron irrumpir en el edificio, generando un enfrentamiento con los cuerpos policiales.
Al grito de "¡Son unos represores!" y "¡Dejen pasar!", los manifestantes reclamaban su derecho a ser escuchados.
Los ánimos se desbordaron y, tras no poder controlar a la multitud, los policías respondieron lanzando gas para dispersar a los trabajadores. Aunque la situación se calmó momentáneamente, la tensión seguía latente.
“¡Nos ganan en número!”, advirtió uno de los manifestantes, mientras los elementos policiacos se reagrupaban para mantener el control de la situación.
Las protestas continúan en un ambiente cada vez más crispado, reflejo de la división que ha generado la reforma judicial en el país.