Ray García G.
Diario El Mundo
Tras 33 años de haber ocurrido la explosión en Anaversa, su impacto sigue cobrando víctimas y esto se ha visto en el número de personas que actualmente siguen desarrollando cáncer.
Lo anterior fue expuesto por la representante de la Asociación de Afectados por Anaversa, Rosalinda Huerta Rivadeneyra, al participar en un foro sobre derechos humanos en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de la U.V. en Sumidero Ixtaczoquitlán.
"Este desastre no ha terminado porque día a día vemos el incremento de pacientes con cáncer, sobre todo de leucemia. Pero alrededor de la fábrica han muerto miles y miles de personas, ha sido un holocausto silencioso", expuso.
Este evento es uno de los impactos ambientales más grandes de América Latina, y le llaman el Chernobyl mexicano. Anaversa se considera un impacto tan grave como Chernobyl.
"Es un impacto vigente porque las toxinas, que se encontraron en el suelo son las de mayor peso molecular y las que tienen mayor persistencia en el ambiente. Miles de personas han muerto por el efecto de la toxicidad de toxinas que se derramaron en la ciudad de Córdoba hace 33 años", abundó
Dijo que por este motivo son pocos los sobrevivientes originales de esta asociación.
Explicó que surgieron como organización desde 1991 cuando explotó en Córdoba la fábrica Ana Versa, y se vio desde el primer día que había una línea de total impunidad, porque fueron sustraídos todos los documentos que había en la empresa para demostrar el tamaño del impacto de las sustancias tóxicas que hubo tras el derrame.
"Nosotros tuvimos que enfrentar al ejército mexicano que que sacara las evidencias, porque tuvimos que enfrentar cuerpo a cuerpo a la policía que nos desalojó con lujo de violencia", recordó.
Y tuvieron que llevar autobuses repletos de pasajeros enfermos a la Ciudad de México que fueron recibidos en la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Actualmente es el primer caso en materia ambiental y de salud que reconoció la Comisión Nacional de Derechos Humanos y fincó responsabilidad en dos secretarios de estado que fueron Jesús Cumate y Patricio Chirinos Calero.
Lamentó que cuando Patricio Chirinos llegó a ser gobernador de Estado, se da la orden de dar carpetazo a este caso.
Sin embargo destacó que en el aniversario 31 de la tragedia, por primera vez se reconoció como verdad el hecho de que había habido en Córdoba un accidente de salud brutal.