Ray García G.
Diario El Mundo
Sus compañero los veían como 'diferente', sus padres dijeron que su hijo no era como el resto de los demás; el diagnóstico de autismo, ocasionaría confusión en sus progenitores, pero ante todo, César Daniel, demostraría que es un niño excepcional, con un coeficiente intelectual más alto que el resto.
A los 3 años César mostraba conductas que llamaron la atención de sus padres, era muy inquieto, tenía interés solo por los cubos, subía en lugares peligrosos, contó su madre, Ana Laura Pérez Castellanos, quien es maestra de Educación Especial.
Con base a su formación profesional, la madre creía que su hijo tenía Trastorno por Déficit de Atención Hiperactiva (), pero estaba lejos de la realidad, más tarde descubriría que se trataba de Trastorno del Espectro Autista y un especialista les confirmaría.
A esa conclusión llegó, porque César a su corta edad comenzó a mostrar cualidades que no tiene cualquier persona, aprendió a leer solo, y por ello lo adelantaron del kínder a la primaria.
El tiene temas de interés; el primero fue sobre los carros, de lo cual se aprendía todo lo relacionado a ello, incluyendo modelos, años, características.
Luego su interés fueron los tiburones, de lo que también se aprendió características; luego el tema de los aviones con lo que comenzó a dominar datos e incluso fechas de las guerras que ha habido en el mundo.
César tiene una capacidad intelectual destacable, aprendió a hablar inglés que pronuncia muy bien y fluido, incluso hasta fungió como traductor entre su mamá y unos suecos que llegaron a visitar el Pueblo Mágico de Orizaba.
También ha demostrado una habilidad destacable para hacer operaciones matemáticas complejas. Otra característica es su vocabulario que parece de adulto o especialista en alguna área.
Las relaciones sociales y César
Pero no todo es miel sobre hojuela, a César le cuesta mucho trabajo establecer relaciones humanas, y no se da cuenta si con su actitud ya molesta a las personas por hablar de más o por ser hostigoso.
Es muy selectivo para la comida, le gusta la carne, tacos, milanesa, ya que no le gustan los caldos y la sopa.
Es muy desordenado aunque tiene la idea que todo lo tiene en su lugar, a el le cuesta seguir las reglas, dice su madre.
"Las relaciones sociales le cuestan, el no sabe darse cuenta cuando ya está hablando de mas, u hostiga", comentó.
Entre las dificultades que enfrenta es que no puede estar quieto ni para comer, se sienta un ratito y se levanta de manera inmediata para ir por una u otra cosa.
Si tiene amigos, pero casi siempre anda solo, trata de ser sociable, habla, pero generalmente anda solo.
"La relación social le cuesta, no sabe regularse y aveces eso puede caer mal a las demás personas", señala.
El día que le dijo a su hijo que era autista
Ana Laura Pérez Castellanos, indicó que al enterarse del autismo de su hijo no enfrentó un proceso de negación, pero si de culpabilidad.
"No tuve la parte de la negación pero si me sentía como que culpable, porque me decía, que yo siendo maestra de educación especial y me di cuenta demasiado tarde que mi hijo tenía rasgos de autismo", externó.
A pesar de ser maestra de Educación Especial, pensó mucho sobre la manera en la que debería decirle a su hijo que era autista.
Cuenta que en una ocasión estaban viendo una serie que se llama "Amor en el especto" que es un documental donde ellos se presentaban y decían que tenían autismo y que les gustaría tener una pareja, aunque no les gusta que le abracen.
Cesar escuchaba e interrogó a su madre sobre qué es autismo, y ella con ejemplos trataba de explicarle que son personas con forma de pensar diferente.
"El contestó, yo no quiero tener autismo y se fue; yo sufrí y lloraba, porque sabía que tenía que decirle que el era autista y no sabía cómo decirle", expuso.
Entonces comenzó a ponerle vídeos de personas que tenían asperger hoy considerado un grado de autismo, que desarrollaron grandes inventos o destacaron de gran manera en su área.
"Y un día le dije: sabes por qué eres tan inteligente y se me queda mirando y me dice: ¿porque tengo asperger?, le dije sí", ante ello César se sorprendió y emocionó y dijo que le contaría a su abuelo esta buena noticia.
"Esa noche que le dije descanse", expuso Ana Laura, y después acordaron con su maestra que el mismo les daría a conocer a sus compañeros que era autista y les explicó que implicaba esto, por lo que sus compañeros lo entendían mejor.
Actualmente César tiene 12 años y en mayo cumple los 13.
Quiere ser piloto de avión
Uno de sus deseos de César es que cuando sea grande quiere ser piloto de avión, por ello sus padre los han llevado a museos de aviones, y al ver algunos uniformes que se exhiben de la Fuerza Aérea, César dice: "mira mamá esa va a ser mi uniforme cuando salga yo de la universidad", es dice.
"Me siendo muy contenta porque veo que además de ser muy capaz, mi hijo es muy humano, se interesa por ayudar a los demás", expone Ana Laura, madre de César.