
Ray García G.
Diario El Mundo
En el marco del Día Nacional de Lucha contra la Violencia Vicaria, las madres pertenecientes a la Colectiva Violencia Vicaria de Orizaba alzaron la voz con firmeza para exigir justicia y un alto a las prácticas institucionales que, denuncian, perpetúan el sufrimiento de mujeres e infancias víctimas de este tipo de violencia.
Desde esta ciudad, las integrantes de la colectiva hicieron un llamado urgente al sistema penal y civil para que garantice justicia expedita en los casos de violencia vicaria, una forma de agresión que, señalan, permite a los agresores utilizar a los hijos e hijas como herramientas de control y castigo contra las madres.
“Pedimos al Estado que sancione y remueva a funcionarios de fiscalías y juzgados civiles que obstaculicen el acceso a la justicia, cometan omisiones o se presten a actos de corrupción en contra de las víctimas. No basta con crear leyes que las instituciones se resisten a aplicar”, expresaron en un pronunciamiento público.
Las madres exigieron la presencia de funcionarios éticos, comprometidos con la protección y seguridad de las víctimas. Denunciaron que la violencia vicaria continúa manifestándose en múltiples formas: desde la prohibición de la convivencia con los hijos, hasta su utilización como moneda de cambio para eludir obligaciones como la pensión alimenticia o enfrentar denuncias por violencia familiar.
“Este 10 de mayo no pudimos abrazar a nuestros hijos porque las instituciones de justicia actúan en complicidad con los agresores. Basta de permitir que nos los arrebaten en las convivencias. Basta de permitir que nos sigan violentando”, reclamaron con dolor y determinación.
La colectiva también subrayó que la violencia vicaria impacta todos los ámbitos de la vida de las mujeres: el económico, al verse obligadas a costear procesos legales interminables; el patrimonial, al perder bienes y recursos; el psicológico, al enfrentar consecuencias emocionales graves; y el social, al ser juzgadas por la manera en que sobrellevan la pérdida de sus hijos.
Concluyeron con un mensaje de unidad y lucha: “Los hijos de una, son los hijos de todas. No más violencia vicaria”.