De la Redacción
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, reiteró este lunes su disposición para declarar una emergencia nacional que permita movilizar elementos militares en una campaña de deportación masiva de migrantes indocumentados.
Esta declaración refuerza su postura de endurecer las políticas migratorias una vez que asuma el cargo.
Trump respondió con un enfático "¡¡¡VERDAD!!!" a un mensaje publicado por Tom Fitton, presidente de la organización conservadora Judicial Watch, en la red social Truth Social. En su publicación, Fitton celebraba los informes sobre el plan del próximo gobierno para declarar una emergencia nacional y usar recursos militares en deportaciones masivas.
De acuerdo con el Pew Research Center, se estima que 11 millones de migrantes indocumentados residen actualmente en Estados Unidos, de los cuales aproximadamente 4 millones son mexicanos. Diversos análisis advierten que una campaña de deportación masiva podría tener consecuencias económicas severas, incluyendo una recesión, al afectar sectores clave donde los migrantes desempeñan un papel fundamental.
Aunque históricamente elementos del Departamento de Defensa y la Guardia Nacional han asistido a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en tareas logísticas y administrativas en la frontera con México, Trump planea ir más allá. Durante un mitin en Colorado el pasado 11 de octubre, afirmó su intención de invocar la Ley de Enemigos Extranjeros para ordenar la participación directa de las fuerzas armadas en deportaciones desde el interior del país. Sin embargo, expertos legales cuestionan la viabilidad y constitucionalidad de esta medida.
Tom Homan, designado como "Zar Fronterizo" de la próxima administración de Trump, declaró que las campañas de deportación priorizarán a los migrantes indocumentados considerados amenazas a la seguridad nacional. No obstante, dejó en claro que las acciones no se limitarán exclusivamente a este grupo, lo que incrementa las preocupaciones sobre el alcance de las políticas migratorias.
La propuesta de Trump ha generado controversia, con detractores que señalan los posibles impactos humanitarios, económicos y legales de implementar deportaciones masivas con apoyo militar. Por otro lado, sus seguidores ven estas acciones como un cumplimiento de las promesas hechas durante su campaña.