Ana De la Luz
El Mundo de Córdoba
Un dolor punzante mientras veía la televisión, fue el primer “aviso” que, Mirian Palacios Torres, presentó, sin imaginar que, era más que eso: el detonante de un cáncer de mama, en su seno derecho, pero que, gracias a su oportuno tratamiento, hoy vive para contarlo y ¡para ayudar a prevenirlo!. Esta es su historia.
En noviembre del 2022, Mirian quien ahora cuenta con 46 años y es Jefa de Enfermeras del Hospital General de Sub Zona número 12, en Potrero Nuevo, municipio de Atoyac y vecina del municipio de Omealca, notó una molestia, un día antes de que, falleciera su papá.
“Estaba acostada viendo la televisión, cuando de pronto, comencé a sentir un dolor punzante, al grado que, me hizo ponerme en posición fetal por la intensidad, en el área del seno derecho. A la semanas fui a checarme y en la exploración, me dijeron que, no tenía nada”, señaló.
El diagnóstico.
Mirian no tiene hijos y vive con su mamá, Gregoria Torres Gallardo, contó que, no tiene antecedentes de cáncer mamario, pero sí de matriz que, sufrió su abuela materna. De ahí que, como trabajadora del sector salud, tenía la precaución de realizarse estudios integrales, comprando “paquetes”. Sin embargo, a finales de abril de 2023, la molestia del dolor, reapareció.
“En ese entonces vivía en Puebla, me mudé a Omealca, y me fui a hacer la mastografía, por recomendación del médico; me la hice, en mi día de descanso y, a la semana me hice el ultrasonido y saqué cita con la oncóloga, quien dijo que, era probable cáncer, por cómo se visualizaba y me sugirió la biopsia”, recordó.
En mayo, Mirian se sometió a la biopsia y le entregaron los resultados, en una clínica particular en Puebla; dio seguimiento en el IMSS, pero le recomendaban la mastectomía radical, ya que, de los cinco grados que, presenta ese cáncer, el de ella, ya era de cuatro, considerado como peligroso.
“Al principio no lloré, enfrenté sola el diagnóstico; seguía trabajando y en esas fechas llegué a un puesto gerencial con mucha responsabilidad y traté de enfocarme en ello, tratando de animarme pensando positivo, porque soy creyente, y sé también que, la energía es infinita”, expresó.
Inevitable la mastectomía
Para Mirian, no hubo tiempo de lamentarse, el llanto vino después de la intervención quirúrgica, por ser muy dolorosa. Para entonces, tres días antes le compartió su situación a su mamá y a sus hermanos, sólo el mayor de los cinco, ya lo sabía. Ella había preferido ocultarlo para no preocuparlos. También su jefe fue informado y la persona que, la supliría en su ausencia laboral.
“Tuve un protocolo quirúrgico para alistarme; me operaron el 14 de julio, con ocho horas de ayuno, a las 12:00 horas; la cirugía duró unas dos horas aproximadamente; me retiraron el seno derecho, salí y subí al cuarto piso y a las 24 horas fue dada de alta. El dolor al bañarme, era insoportable”, narró.
Su seno fue enviado a patología para estudiarlo, en tanto llegaba la cita con la oncóloga quirúrgica, al mes. Tuvo 28 de incapacidad tras la intervención. En agosto debía regresar para saber si necesitaría tratamiento de quimioterapia y así fue.
“Me indicaron seis quimioterapias. Mamá siempre me acompañó; por cada quimio me daban 20 días de incapacidad. En la primera me fue bien, sólo sentí cansancio, pero en la tercera fue que, me empezó a caer el cabello ¡a puños! Creo que, eso fue, muy impactante, pues el cabello te da cierta identidad”, dijo.
Valiente guerrera
Antes de ser diagnosticada con el cáncer de mama, Mirian superó el covid, aunque le dejó la hipertensión como secuela, ya que, se contagió en el hospital de Puebla donde trabajada, en medio de la pandemia. Ya con las quimioterapias y sus estragos, trató de darle un estilo a su presentación y adquirió turbantes con brillos, siempre poniéndose en cadenas de oración.
Ella compartió que, la oncóloga médica le llevó el tratamiento de quimios intravenosas; la última fue a finales de noviembre pasado para continuar con tratamiento tomado y una inyección cada tres meses para disminuir el sistema hormonal, por cinco años, pero confía en que, ganará al cien por ciento la batalla, para seguir compartiendo su testimonio como guerrera sobreviviente de cáncer de mama.
“Agradezco a quienes se sumaron en esas cadenas de oración, a quienes me dieron mensajes de aliento pues, es una enfermedad que, debe atenderse de inmediato para evitar que, nos gane la batalla. Hoy puedo decir que, me siento muy afortunada, de estar compartiendo este testimonio de Vida”, concluyó.
 
    