Antonio Arragán
El Mundo de Córdoba
Natalia, la niña de cuatro años que fue asesinada presuntamente a golpes por su padrastro, es recordada en casa de sus abuelos con un altar, una fotografía y veladoras donde se reúnen a rezar por las tardes.
Dicen que son muchas preguntas y pocas repuestas, para Juana Herrera, bisabuela de la infante, explicó que no puede creer que su bisnieta con quien hace unos días jugaba a las muñecas, este muerta y exigió justicia para que el presunto culpable no salga de la cárcel.
En una pequeña mesa adornada con dos globos con sus personajes favoritos, flores blancas y una fotografía de Natalia cuando cumplió tres años, son parte del altar donde la menor es recordada y hasta donde decenas de personas llegan a darle el pésame a los familiares.
Guillermo Robles, abuelo de la pequeña, la recuerda como una niña alegre que le encantaba jugar a las muñecas.
Aunque los hechos ocurrieron en la Luz Palotal, los restos de la menor fueron velados en casa de los abuelos, donde se respira su ausencia y donde varias veces Natalia corría en el patio y jugaba con los muñecos de peluche que tanto quería, hoy solo quedan los recuerdos que su bisabuela abraza para no sentir su ausencia.