De la Redacción
Bangkok, Tailandia- La edición 2025 de Miss Universo, coronada por la mexicana Fátima Bosch el 21 de noviembre en el Impact Arena, se ha convertido en un torbellino de escándalos que eclipsan el glamour tradicional del certamen.
Lo que empezó como una competencia inclusiva —con madres, una concursante transgénero y la histórica participación de Palestina— derivó en acusaciones de fraude, renuncias en cadena y cuestionamientos éticos que amenazan la credibilidad de la organización dirigida por Raúl Rocha Cantú.
El detonante fue la humillación pública a Bosch por Nawat Itsaragrisil, director de Miss Universo Tailandia, quien la llamó "tonta" durante una orientación por no promocionar suficientemente el evento en redes. El video se viralizó, provocando un éxodo masivo de candidatas en solidaridad, incluyendo a Miss USA Noelia Voigt y Miss Francia Ève Gilles. Bosch, de 25 años y neurodivergente (con TDAH y dislexia), respondió con firmeza: "Nadie puede callar nuestra voz", un mantra que resonó en su victoria, pero que ahora se ve empañada por dudas sobre el proceso.
La primera grieta post-coronación llegó con Olivia Yacé, Miss Costa de Marfil y cuarta finalista. El 23 de noviembre, renunció a su título y al subtítulo Miss Universo África y Oceanía, citando "fidelidad a mis valores de respeto, dignidad e igualdad". Aunque no nombró directamente a Bosch, su rechazo total a la organización —"me alejaré de cualquier programa afiliado"— coincidió con filtraciones de Omar Harfouch, exjuez del certamen. El pianista franco-libanés dimitió días antes, denunciando un "jurado improvisado" con conflictos de interés y alegando que Rocha manipuló la selección para favorecer a Bosch por un contrato millonario de Pemex con una empresa ligada a su padre, Bernardo Bosch Hernández.
Harfouch no fue el único: Brigitta Schaback, Miss Estonia, también abdicó, culpando desacuerdos con su directora nacional, Natalie Korneitchik, pero el timing avivó sospechas de boicot generalizado. Nadeen Ayoub, la pionera Miss Palestina de 27 años, escaló la polémica al acusar manipulación en la app oficial: lideraba la votación de "Personas Más Bellas" con 182 mil votos, pero en minutos finales, su rival Naise saltó a 193 mil. "No se trata del premio —soy Miss Palestina, voz de mi pueblo—, pero cuando algo no parece correcto, hay que alzar la voz", declaró en Instagram, cuestionando un "sistema sesgado".
El presentador Steve Byrne intervino en Instagram para desmentir "lecturas erróneas" del guion: "Pensé que Yacé ganaría, pero felicito a Bosch. No inventé ganadoras". Sin embargo, la tormenta no amaina: la organización de Miss Francia, liderada por Frédéric Gilbert, evalúa retirarse tras la cuota anual de cientos de miles de dólares. "Estamos en vigilancia absoluta. Si no hay explicaciones claras sobre Beyond the Crown —el programa que supuestamente influyó en las 30 semifinalistas—, no renovaremos. Otros países piensan lo mismo", advirtió Gilbert a Paris Match. Gilles, quien se levantó en apoyo a Bosch, fue advertida: "Si hay problemas, te vas a casa".
Estas fisuras revelan un certamen fracturado: desde la misoginia de Itsaragrisil —limitado por la organización— hasta rumores de amaños y presiones geopolíticas (como tensiones entre Miss Israel Melanie Shiraz y Ayoub). Bosch, diseñadora y activista con causas como Corazón Migrante, prometió empoderamiento: "Crean en su autenticidad; son poderosas". Pero con renuncias en cadena y posibles boicots, su corona brilla entre sombras.