De la Redacción
En la región Sierra de Chiapas, los habitantes enfrentan una pesadilla de violencia y desplazamiento. Los criminales dieron a los pobladores de la zona dos horas para abandonar sus hogares bajo la amenaza de muerte.
"El techo de lámina de mi casa fue perforado por una bala que cayó en mi molino de maíz. Nos resguardamos a un lado de una cama, y fue entonces cuando el cártel pateó la puerta, pidió los teléfonos y nos dio dos horas para correr y huir", narró una mujer que ahora se refugia en un albergue.
Mirtala Morales Velázquez, una guatemalteca conocida por su labor humanitaria, relató que el lunes pasado se encontró con una multitud huyendo de Chiapas. Solicitó dos camiones para trasladar a los refugiados a una escuela rural, donde ahora se refugian 265 personas, cinco días después de haber abandonado sus hogares.
Los pobladores caminaron entre dos y cuatro horas, desde la madrugada hasta la mañana del lunes, desde sus comunidades en el Municipio de Amatenango de la Frontera, Chiapas, hasta Ampliación Nueva Reforma, en Guatemala.
"Del miedo no pudimos sacar nada, ni ropa. Salimos con lo que llevábamos puesto y caminamos por el monte durante cuatro horas", contó una madre de familia refugiada en una escuela primaria.
"Yo tenía un pequeño negocio vendiendo refrescos. Todo el dinero se lo llevaron los armados y nos dejaron sin nada", explicó otra mujer mientras sus hijos pequeños se aferraban a sus piernas. En el albergue, el miedo persiste y muchos refugiados prefieren permanecer en el anonimato.
Los refugiados anhelan regresar a sus hogares en condiciones de paz, pero nadie quiere volver a las comunidades en medio de la guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa (CDS).
"Dejamos nuestros pollos, guajolotes, perros y gatos", dijo una mujer entre lágrimas, preguntándose cuándo podrán regresar.
Los jóvenes y adolescentes son forzados a participar en el conflicto, armados apenas con palos, utilizados como carne de cañón contra el Ejército o grupos rivales. A pesar de haber llegado a Guatemala, el conflicto sigue cerca. La guerra entre cárteles se ha intensificado y ha cruzado la frontera.
El refugio está resguardado por la Policía Nacional Civil y el Ejército Guatemalteco, pero los disparos del lado mexicano aún se escuchan. Un grupo de mujeres guatemaltecas prepara alimentos para los refugiados, a pesar del miedo a las represalias del cártel.
Organizaciones como Médicos del Mundo y ACNUR han enviado víveres y ayuda, así como guatemaltecos solidarios. Sin embargo, los activistas que atienden el albergue señalan que hasta ahora no ha llegado ningún apoyo del Gobierno mexicano.
Ofrecen visas humanitarias
El Gobierno de Guatemala ofreció documentos para la estancia regular a mexicanos que se encuentran en su territorio tras ser desplazados por el narco en Chiapas.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó que el Instituto Guatemalteco de Migración está extendiendo la certificación de permanencia humanitaria, la que tiene una vigencia de 30 días, periodo que puede ser prorrogable.
En un comunicado conjunto entre México y Guatemala, se aseveró que ambos países coordinan acciones conjuntas humanitarias y de asistencia consular a personas mexicanas en Cuilco, Huehuetenango.
Con información de Agencia Reforma