De la Redacción
A pesar del clima adverso, la XLVI Marcha del Orgullo LGBT+ de la Ciudad de México se convirtió en un vibrante punto de encuentro, donde miles de capitalinos y personas de todo el país se congregaron para conmemorar décadas de lucha y resistencia.
Desde las primeras horas, Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, 5 de mayo y el Zócalo se transformaron en refugios temporales para aquellos que han enfrentado discriminación, violencia y miedo debido a su orientación sexual o identidad de género.
En medio del bullicio y la multitud, emergieron también las voces de las poblaciones con discapacidad, las abuelas trans pioneras que hace 46 años tomaron las calles buscando un alto a la persecución y tortura de la que fueron víctimas por parte de la policía, y las familias diversas y aliadas que acompañan la causa.
Las calles adyacentes se llenaron de los colores del arcoíris, adornando puestos de productos y bebidas, algunos de forma clandestina, que atrajeron tanto a curiosos como a grupos de madres dispuestas a ofrecer abrazos reconfortantes para aquellos que han sido rechazados por sus familias, un acto que se ha vuelto tradición en los últimos años.
Si bien la marcha es un llamado principal por el respeto a los derechos humanos de todos los miembros de la comunidad LGBT+, el ambiente festivo prevaleció, brindando a los asistentes un sentimiento de pertenencia y seguridad.