Ray García G.
Diario El Mundo
En el marco del Día del Niño y de la Próxima I Jornada Mundial de los Niños, en iglesias de la región fue compartido a los infantes el mensaje del Papa Francisco dirigido a los menores de edad.
En una carta de tres cuartillas, y acompañada de algunos dulces como regalo, el escrito fue entregado a los infantes, para leerlo y comprender el mensaje que les envía el Papa Francisco.
En la carta el Papa Francisco les aconseja que escuchen siempre con atención los relatos de los mayores de mamás y de sus papás, de sus abuelos y de sus bisabuelos.
Y al mismo tiempo no olvidar a cuántos entre los menores, que aún siendo tan pequeños ya están luchando contra enfermedades y dificultades, en el hospital o en su casa.
A quiénes son víctimas de la guerra y de la violencia, a quienes sufren el hambre y la sed, a quienes viven en la calle, a quienes se ven obligados a ser soldados o a huir como refugiados, separados de sus padres, a quienes no pueden ir a la escuela, a quienes son Víctimas de bandas criminales, de las drogas o de otras formas de esclavitud y de abusos.
En definitiva a todos esos niños a los que todavía hoy se les roba la infancia cruelmente.
Exhortó a escucharlos porque con su sufrimiento, con los ojos purificados por las lágrimas y con el constante deseo de bien que nace del corazón de quien ha visto verdaderamente qué terrible es el mal nos hablan de la realidad.
"Con Jesús podemos soñar una humanidad nueva y comprometernos con una sociedad más fraterna y atenta a nuestra casa común, comenzando por las cosas sencillas, como saludar a los demás, pedir permiso, pedir disculpas, decir gracias", expuso.
"El mundo se transforma, ante todo, por medio de las cosas pequeñas, sin avergonzarse de dar solo pasos pequeños. Es más, nuestra pequeñez nos recuerda que somos frágiles y que necesitamos de los unos de los otros, como miembros de un único cuerpo", añadió
Les pidió pensar en sus amigos, ya qué es hermoso estar con ellos, en casa, en la escuela, en la parroquia, en el oratorio, en todas partes; jugar, cantar, descubrir cosas nuevas, cómo divertirse, todos juntos, sin dejar atrás a nadie.
"La amistad es hermosísima y solo crece así, compartiendo y perdonando, con paciencia, valentía, creatividad e imaginación, sin miedo y sin prejuicios", apuntó.