Ray Garcia G.
Diario El Mundo
Elisa Queijeiro, humanista y comunicóloga, nos compartió la imagen de Malintzin que nos robaron, la que no nos contaron en los libros de texto, la opuesta a la de aquella mujer traicionera por la que perdimos nación; por el contrario nos habló de aquella mujer, valiente, princesa, esclava, inteligente que supo ser enlace entre dos culturas, la madre que representa nuestras raíces de las que debemos sentirnos orgullosos.
loLo anterior durante el Congreso Mujeres en Buen Plan, que tuvo lugar este sábado en el auditorio Metropolitano.
Detalló que Marina (del vocablo nahua que significa mujer llena de honra) fue una niña que nació en Olutla, Veracruz, muy cerca de Coatzacoalcos y que a su corta edad fue vendida como esclava y llegó a la frontera con Tabasco.
Ella ya hablaba popoluca y náhuatl y allá aprendió maya xontal y maya yucateco, era políglota y se distinguía de las demás.
Cuando tenía 19 años la entregan entre un grupo de esclavas a los españoles, que posteriormente se convertiría en traductoa de Hernán Cortés.
Elisa Queijeiro, dijo que la investigación sobre la historia de Malintzin la comenzó el día que su madre murió.
Indicó que en el proceso del duelo se dio cuenta cómo todos nos hemos separado de la madre en algún momento. Pero cuando te reconcilias con la madre en algún momento de tu esencia lo haces tuya.
"Yo quise cambiar la dedicatoria de mi primer libro, que se llama "Las Hijas de Eva y Lilith", y le hablé a mi editora y le dije acaba de morir mi mamá, por favor cambia la dedicatoria, y me contestan que no puede porque ya estaba en la imprenta", contó.
Dijo que no importaba, porque su siguiente libro "Una Patria con Madre" sería para su mamá, y es la historia de Malinche, donde "conecto la ausencia de madre de los mexicanos por andar de repelones contra Malinche, con mi ausencia con mi madre y en mi recuperación de mi madre en su partida, recuperé a Malinche para todos", abundó.
Señaló que cuando nos quedamos con la imagen de que nuestra madre nos traicionó por el extranjero, entonces nos sentimos pequeñitos, víctimas, y el que se comporta como tal se convierte en victimario.
No nos ha alcanzado para heredar la grandeza de Malintzin y hablar con la verdad.
Una Patria con Madre es un lugar donde nuestras niñas puedan de verdad abrir esos brazos a todas sus grandezas, no ocultar nada de su historia; es habitar a eso que le decimos con orgullo mestizaje, si verdaderamente lo comprendemos, apuntó la escritora.
"La Virgen de Guadalupe puede seguir siendo la madre espiritual, pero necesitamos a la madre de carne y hueso, a la que da a luz, la que suda, la que trabaja, la que es raíz, canto y abrazo y ella es Malinche", externó.